Hace (creo) 4 años recuerdo que te dije que te vinieras conmigo a dar una vuelta. Tú no quisiste y te quedaste tirado en cama en tu habitación (ahora la mía…) y me pediste que te dejara el portátil para poder ver alguna seria porque tú no tenías el tuyo. Lo puse encima de la mesa y te dije «todo tuyo«. Antes de marcharme recordé que lo tenía protegido con contraseña y la cambié por una que te resultará fácil de recordar: «hipoteca«.
En el momento me pareció gracioso, a ti a lo mejor no te hizo puta gracia pero ahí te quedaste, recostado y viendo sabediosqué…
La contraseña sigue siendo la misma aún ahora pero tú ya hace tiempo que te levantaste de la cama. Ese año lo pasaste, como tú dices, «saliendo más que el camión de la basura» mientras mamá no paraba de preguntarme con cara de preocupación «¿tu hermano está bien?» Yo siempre le contestaba que sí, que era una etapa que tenía que pasar y que todo se calmaría. Afortunadamente te volviste a centrar (o te centraron… no lo tengo muy claro…) y ahora te vas, te marchas lejos… Ahora el discurso es muy similar, «¿qué tal ves a tu hermano?» Y la respuesta es casi la misma: «Bien mamá, nerviosillo… pero es normal… él está bien«. Y sé con toda seguridad que seguirá siendo así, se acabará el nerviosismo y volverás a la normalidad. Una normalidad que está a 10.000 kilómetros pero normalidad al fin y al cabo.
Tuviste los santos huevos de poner freno a un sinsentido (sobre la bocina, eso sí, fiel a tu estilo) y plantarte, destrozarte y rehacerte para ahora volver a tirar de freno de mano, girar 90 grados y apostar por una nueva vida al lado de la persona que quieres… te admiro.
Eso de la contraseña, la forma que tengo de ofrecerte una hostia, ese bofetoncito y el «te reviento» dicho apretando los dientes cuando nos vemos… ya sabes cómo es mi humor… espero que entiendas que aunque no lo parezca es mi forma de mostrarte afecto… así de animalito soy. Por eso, a lo mejor no me he despedido como me gustaría haberlo hecho, a lo mejor ni siquiera he sido capaz de ir al aeropuerto aunque haya pedido el día y esto lo estoy escribiendo un día antes, a lo mejor no te he dicho lo mucho que te quiero y lo que te voy a echar de menos… ¡cabrón! ¡qué envidia me das!
Te deseo lo mejor L., sé que lo vas a seguir haciendo bien e incluso ahora con más facilidad porque tienes a E. a tu lado, empujando contigo. Mucha suerte a los dos, espero tener noticias vuestras a menudo y ya me tarda el día de la lotería de Navidad. Un abrazo muy fuerte del tolai de tu hermano.